Mi hijo, a pesar de sufrir Distrofia Muscular Congénita, nunca ha podido hacer muchas cosas como otros niños. Pero el hecho de que haya tenido la oportunidad de conocer el mar y compartir esta experiencia con otros niños realmente lo hizo muy feliz. Nunca lo había visto sonreír tanto, con tanta emoción en sus ojos. Fue un momento que jamás olvidaré. Gracias a quienes hicieron esto posible

Mi hija María Ángel ha pasado por momentos muy difíciles a causa del neuroblastoma. Su vida ha estado llena de hospitales, tratamientos y días duros. Que haya podido conocer el mar fue un regalo demasiado grande, agradezco a Dios y a Camila por este regalo.

Mi hijo Alan lucha contra una enfermedad huérfana y varias dificultades a la vez. Han sido años muy difíciles y hoy quiero agradecer a la Fundación Abraza un Sueño por estar siempre a nuestro lado. Le cumplieron el sueño a mi Alan de ver el mar por primera vez y también de montar en avión. A mí también me ayudaron a continuar con mis estudios de contabilidad. Estoy demasiado agradecida por todo lo que han hecho por nosotros. Cada sonrisa de mi hijo vale más que todo el oro del mundo, y gracias a ustedes, he visto

Ver a mi nietecito Dylan, quien lucha contra un Tumor de Wilms, tan feliz en la Basílica del Señor de los Milagros fue una bendición que nunca olvidaré. Desde chiquito siempre ha dicho que quiere ser sacerdote, y gracias a la Fundación pudo conocer al Padre Juandi, al obispo y a otros sacerdotes que lo recibieron con tanto cariño. Esos cuatro días fueron un regalo del cielo. Dylan estaba encantado de montar por primera vez en avión, hospedándonos en un lugar tan bonito y disfrutando de la piscina.

No tengo palabras para agradecer a la Fundación por lo que hicieron por mi AnaLu. Desde que empezamos con el tratamiento para su cáncer de hueso, no habíamos tenido un respiro. Ver a mi niña tan feliz conociendo el mar y disfrutando de la piscina me llenó el corazón. Hacía tanto que no la veía reír así, olvidándose por un momento de todo lo que estamos pasando. Y no solo eso. Cuando mi AnaLu se puso malita, la Fundación vino hasta nuestra casa para acompañarnos. Ese apoyo cuando más lo necesitábamos significó todo para nosotras.